Como Sabines preparo el corazón. Como él, le escribo a mi viejo en mis tiempos, los míos jóvenes, los de él ya viejos. Preparo todo para hablarle a mi viejo, hablarme a mi por mi viejo, hablarle a todos por mi viejo.
I
Mi largo y mas eterno anciano. Mi más extraño amor. El hombre que más caro le ha salido a la familia.
Te nos vas anciano viejo, y nada podemos hacer para que no sea así. Le rogamos a San Judas, al Santo Niño, a la Soledad, a Guadalupe y a Juquila, a San José y al Señor del Rayo, A Dios Padre, a las Ánimas Benditas y a todo el coro celestial para que no te vayas. Pero están dormidos. Tu los dormiste. Se quieren dormir contigo. Te los llevas viejo.
Nada podemos hacer para que no sea así. Te nos vas viejo santo.
Eres de una familia vieja, y viejo, te nos vas. Tanto caminaste, tanto construiste y ahora todo se destruye contigo. Los Carrasquedo lloramos, sufrimos pero nunca perdonamos. No nos enseñaste a eso Viejo largo. Te nos vas, y no te perdonamos. Siempre recordaremos que nos dejaste, que te fuiste y solos, solitos nos dejaste. No te perdonamos viejo.
Viejo, y mil veces viejo, Fleuri, fuiste grande desde el principio, desde niño siendo el más pequeño fuiste el más grande de todos los tuyos. Ni Pancha. Ni Ricardo. Tu fuiste el Mayor de todos los Carrasquedo.
Anciano fuerte. Nunca me pareciste viejo hasta que te vi hace semanas, enfermo, todos los años se te fueron encima y no pudiste más que hacerlos notar. Tus setenta y tantos se te fueron encima, mi viejo. Y después en una cama. Viejo, ¡¡Tu en una cama!! envejeciste y llegaste hasta la muerte.
Largo, mi más largo viejo. La vista era con mucha luz. Un pasillo largo como tu vida, largo como tu muerte, eso era lo que vimos. Todos los Carrasquedo estábamos. Vimos ese pasillo. Largo y blanco como tu muerte.
Te nos vas viejo chulo. Y ¿que haremos nosotros sin ti? ¿qué hará la vieja? ¡Nada! anciano de todos los años, nada podremos hacer sino sobrevivirte y pensar en que la abuela quizá te siga. Demonios!! los que aman se van en par.
Te vi acostado en tu hamaca, esperando algo, la muerte quizá, o la vida tal vez. Pero esperabas anciano. Esperabas que todos tus pecadas fueran olvidados. Que a los que lastimaste te olvidaran. Pero no Fleuri, ellos no olvidan. Te vi acostado. Y pensé que algo esperabas. Pero quizá yo y todos éramos los que esperábamos.
¡¡¡Ay, Mi Viejo!!! Te falto tiempo y a mi me sobraron palabras. Porque no te fuiste hace 20 años, cuando nada de esto sabría. Porque no te fuiste ayer o por lo menos espera diez años. Pero no ahora. Ahora me dueles señor. Me dueles mucho. No te vayas Viejo, no ahora.
Ahora es cuando todos dejaremos las mascaras mi anciano. Quizá está sea tu última travesura. Los Carrasquedo no somos buena gente. Lucharemos y buscaremos culpables, porque siempre hay culpables, y nunca lo serás tu. Mientes por última vez. Queremos que nos mientas. Tu no fuiste. Fue otro.
Mi viejo gordo. Te vi delgado y no quise que fueras tu. Te vi sin color sin fuerza sin insulto y nada de eso eras tu. El ¡pendejo! no suena ya igual sin tu boca. La lengua ha perdido a uno de sus más grandes expositores. Javier Fleuri no te calles. Hablame que sin ti soy uno más.
Creo que tenemos hambre de ti. Una oscura sensación de complacencia recorre tu cama, hay deseos que entran en tu garganta agujerada, hay mentiras que tus ojos ya no pueden ver. Te rodeas de tu vida, y ella te lleva a la muerte. Acaso tus hijos, mi querido viejo, tienen tanta hambre de ti que morirte les falta.
Te festejamos viejo. Porque así te volviste patriarca de una Familia que no te amó sino hasta que te volviste, viejo. Viejo fuiste bueno y viejo te volviste patriarca. Sólo así te ganaste a todos por hechos y no por herencia. Fuiste bueno a pesar de tu sangre, bueno a pesar de tu pasado, bueno a pesar de tu familia, bueno a pesar de ti. Mi viejo, eres bueno. Al fin.
Todos lloramos que estés en una cama. Fumamos como nunca y solos nos vamos a nuestros rincones a llorarte, solos. Porque el llanto es algo muy privado, muy de uno. Fleuri. Tus hijos te lloran y te fuman. Quieren que te vayas en una bocanada, en una lágrima. Te nos vas anciano, y en estos, nuestros días más largos queremos que te quedes para siempre con nosotros.
Así será aunque te vayas. Así será aunque te enterremos con tierra pesada y nada pueda salir, porque te enterraremos, bajo tierra y piedra, bajo millones de lágrimas y millones de lamentos. ¡¡Carrasquedo!! Te enterramos para que no salgas, con toneladas de flores y de cariños. Nadie saldrá de ahí. Ni un Carrasquedo.
Te quedaras con nosotros. Encerrado en nuestras mentes, serás un recuerdo de cada uno de nosotros, desde el que aún no nace hasta de aquel que te sigue de cerca. Ahí, Fleuri, ahí te quedarás. Con nosotros. Hasta que nosotros muramos y alguien más nos encierre, como a ti, en un recuerdo eterno.
Morimos Fleuri, morimos, y tu te nos vas primero. Espéranos Fleuri, que ya te queremos alcanzar. Espéranos que si te nos vas, nosotros no podremos no seguirte. Espera Carrasquedo. Espera a los otros como tu. A tus hijos y nietos que como tu. Ya de viejos serán buenos.