martes, 7 de julio de 2009

Después de Ti…

Después de ti puede ser que la primavera llegue, que los arboles florezcan y mi espíritu se eleve, que la juventud se me olvide con los años y que la muerte se me acerque a cada paso; puede ser que después de ti el amor llegue a mi cama y retoce conmigo, que mi cabello se tiña de blanco y que mi madre muera.

Después de ti quizá encuentre a alguien y sea tan feliz como no lo fui contigo, o puede ser que muera y nunca sea tan feliz como lo fui a tu lado, quizá después seamos amigos o la dura indiferencia sea nuestra constante; después de ti tal vez siga siendo como siempre o quizá madure un poco.

Quizá el mundo mejore y las mentiras nunca sean con nosotros, quizá te vuelvas una ilusión y yo me convierta en mi pesadilla, todo después de ti.

Porque después de ti todo puede ser, todo puede suceder. Porqué sé que lo que siento ahora no será por siempre, y me alegro y lloro de saber que el hoyo que siento en el pecho, que las ganas de vomitar en las mañanas, que el cigarro que me grita en la terraza, que los ojos sedientos de lagrimas, que todo lo que siento pasará después de ti.

Porqué después de ti es que lamento el que ya no estés aquí.

Porque ya no podrás hartarme con tu presencia, angustiarme con tu cariño, ahogarme con tu amor, después de ti ya no hay angustia, no hay nada. Sé que todo pasará  pero eso duele y duele dos veces. Una porque lo que siento debiera ser tan grande que dure para siempre pero no es tan grande para durar por siempre, duele que no sea tan grande, la otra es porque no sentiré ya nada más por ti, no serás más que un bonito recuerdo que me sacará una sonrisa de la cara. Después de ti habrá tu recuerdo.

Después de ti habrá noches en que te quiera pensar, en que esté en mi cama vacía y la llene con tu persona, y fumaré un cigarro y recordaré Oaxaca y el Istmo, tu cara y mi cara, Coyoacán y su ruido, Jalapa y tu silencio; después de ti te recordaré por muchas noches hasta que olvide el recordarte.

En mi última noche después de ti, cuando le rinda cuentas al Maestro, y hable de mi vida y de mis obras, hablaré de ti después de ti, de como seguiste, a quién amaste, cuánto amaste…porque después de ti, una parte de mi se fue contigo, y así el Supremo sabrá de lo que fui después de ti en ti.

Me duele imaginarte después de ti, de ti en mi vida, duele imaginarte con alguien más, con otra cosa en la cabeza siendo otro, un extraño que ya es sin mi. Duele que después de ti seas otro sin mi.

Después de ti, armaré grandes ideas, y formaré grandes teorías, aprenderé lenguas muertas y seré un gran profesor; después de ti comenzaré a leer de nuevo y seré más interesante de lo que ya soy, después de ti seré mejor de lo que fui contigo, seré mil veces mejor.

Todo será bueno después de ti, habrá veranos e inviernos, grandes libros y grandes platicas, nuevos amigos y nuevos amores, pero lo jodido de todo  y es lo que he tratado de decir sin mucha elocuencia es que me arranco los ojos pensando en que en el después de ti ya no estarás tu.

Después de ti te escribo, porque después de ti es cuando más pienso en ti.

martes, 31 de marzo de 2009

A Chel…

De todititos los infiernos.

Así es el tiempo que nos rodea. Así el tiempo que nos rodea nos ha rodeado por muchos años, desde niños, desde siempre.

Yo ya estaba cuando tu llegaste. Ya era mío el lugar y tuve que compartirlo, tuve que darte lo que era tuyo, lo que es tuyo.

Han pasado muchos días desde que nos conocimos, tantos que no recuerdo si era lunes o martes, si fue en la tarde o en la noche, pero sé que fue hace mucho y nada ha sido igual desde entonces.

Eres toda la familia hecha una persona. Todos los años de “pancha” y de Ricardo los llevas encima, todas las historias de “mella” y Luz las tienes en tu boca, todos los gritos, llantos, lagrimas y risas las tienes en tu memoria.

Tu madre fue hermana de mi madre. Y yo soy hermano tuyo. Nos unieron desde niños, la tierra que nos vio dar los primeros pasos coció lo que apenas había salido, el calor de aquellas viejas tierras nos unió para siempre.

Aún  falta mucho por andar, pero sé que andaremos juntos. Los dos caminamos lento y ya despacio, al tiempo y con tiempo nos encontraremos acompañándonos en este camino largo muy largo que apenas comienza.

Serás vieja como la abuela, grande y decidida. Te veré vieja y nos daremos un último abrazo cuando las noches de nuestra vida sean tantas que su oscuridad multiplicada nos haga dormir una última vez.

Serás vieja como la abuela y en esos últimos tiempos caminando de bajo de antiguos tamarindos recordaremos que nuestros ombligos están enterrados en la misma tierra donde nosotros descansaremos esa misma noche, esa la noche más larga de nuestra vida.

De esas tierras quemadas por el calor, de esas tierras primeras de nuestra infancia, de esas tierras ahora lejanas saldrán voces cansadas que hablaran de como dos niños, dos hermanos, jugaron a vivir y vivieron jugando.

Y cada que el calor nos recuerde esos tamarindos, esas calles polvosas y esos charcos que parecía océanos, cada que eso pase recordaremos que estamos jugando y que jugando moriremos…

lunes, 9 de marzo de 2009

A Luz Elena…

Sabiendo de tu predisposición a los problemas de cualquier tipo me hubiese gustado empezar por alguna cita de cualquier filósofo Alemán, no sé,  quizá algo de Foucault o Derridá, pero no,  la sencillez siempre es de buen gusto y una carta siempre ha de ser de buen gusto, por tanto, la sencillez será la constante en esta carta.

Pensé en ti al tomar una taza de café, caliente, con un sabor de café oaxaqueño que me encanta, pesado, pero rico. Así, caminaba y me vi en el café, me vi y pensé en ti. En que te conocí no hace mucho y eres de las personas que más extraño. De las qué más pienso y de las que más quisiera tener cerca.

Eras la amiga “rara” de una amiga mía más “rara” aún. Fue un flechazo. Una jugada de las Moiras que entrelazaron nuestros hilos nada más para ver que pasaba. Platicamos y no me sentí irreverente, ni lo he sentido jamás contigo, de decir la verdad, la verdad que no te gusta, que sabes pero que no por eso deja de no gustarte. Esa verdad que incomoda, que te pica el hígado y que no se aleja mucho de una mentada de madre. Así.

Tan centrada en lo que quieres, tan segura de lo que quieres, tan joven y ya con tanta cosa en la cabeza. Amo tu seguridad. Y todo lo demás lo respeto.

Tan centrada y luego un pequeño juego del amor te come la cabeza. Pero nada que no se pueda arreglar. Lo arreglaste.

Arreglas todo. Y todo acomodas. Tu orden me perturba, un poco más lo hacen tus escritos. Tanto orden a veces merece un poco de desvarío.

Siempre he respetado tu inteligencia. Me parece hasta sorprendente que alguien pueda pensar como lo haces, con sus excepciones claras relacionadas con tu condición hormonal, sin ser hombre. Las hormonas te traiciona. Y lo digo sin afán de  comenzar una discusión eterna sobre la mujer y sus limitantes. Los hombres los tenemos, muchos, más.

Piensas y me encanta.  Críticas y destrozas. Argumentas y construyes. Eso es algo que pocas personas que yo conozco hacen.

Contigo soy más inteligente. Me pones a pensar. Aunque más sobre tus errores que sobre tus aciertos. Ha!!

Sé que una carta para mí está en camino a casa, eso dijiste, pero siento adelantarme. Es uno de esos días en que quise no solo pensarte sino hacerte en una carta. A las personas se les construye. Ahora mismo te construyo, una parta de ti se forma entre las letras que dejo, y no estarás completa hasta que la leas. Parece que ya estás completa.

Completa hasta que alguien más empiece a pensarte y hacerte en una carta. Completa hasta que todas las  ideas se fundan contigo. Y seas una, sólo una.

No será la primera, contestaré la que viene, y te haré de nuevo. Ahora como bien has de saber ya, yo no estoy completo desde que imaginé una carta hecha por ti, la quiero para estar completo. Para ser yo.

Porque me haces como yo te hago. Cada palabra eres tu. Cada idea, cada imagen eres tu.

Sigamos construyendo nuestros cuentos, hagámonos una historia, formemos un interesante episodio compartido para dos cuentos, seamos una parte de la historia del otro. Es necesario construirnos. Formarnos. Hacernos con las letras.

 

Sólo así el cuento estará completo.